“Reducir, reusar y reciclar” así es como funciona la naturaleza, y así es como deberíamos actuar nosotros para “circular” igual que lo hace ella. Esta es la clave de la economía circular que logra que los residuos puedan reincorporarse de nuevo al ciclo económico formando parte de los nuevos productos que se creen en el sistema productivo.
La economía circular se basa en el supraciclado que no es otra cosa que el hacer que en cada ciclo del reciclaje los materiales obtenidos sean más puros, más idóneos y mejores que los que fueron en origen. De esta forma la mejor fuente de materias primas de primera calidad no será los recursos naturales no renovables.
Lo que se persigue, por tanto, con la economía circular es conseguir un máximo desarrollo utilizando los menores recursos posibles y generando los mínimos costes.
Los principales principios en los que se basa la economía circular son:
- La diversidad fortalece: Los ecosistemas más resistentes son los que tienen una mayor diversidad de organismos y con mayores interacciones entre ellos.
- Nuevo modelo de propiedad: no es necesario comprar todo, se puedo alquilar. Se puede ofrecer un servicio y no un producto.
- Basura = Alimento: los productos pueden desmontarse cuando dejan de ser útiles para que sus componentes formen otra vez parte de los ciclos naturales o industriales.
- La energía ha de proceder de fuentes renovables: La economía circular apuesta por las energías renovables en detrimento de los combustibles fósiles y nucleares.
- Pensar en términos de sistema: Todos los elementos de cualquier sistema se interrelacionan entre ellos y no funcionan si uno de ellos cae.